Las hamburguesas son deliciosas, las pizzas mucho más, los desayunos hechos con harinas fritas como los churros son increíblemente ricos, pero… no son saludables. A pesar de esto, su consumo no está contraindicado en la mayoría de las personas, siempre y cuando no implique un riesgo inminente a la salud ni se realice en exceso.
Los restaurantes de comida rápida, sin embargo, han concientizado las necesidades del público y es por eso que tratan de hacer productos cada vez más saludables. Volver saludables unas papas fritas puede ser muy complicado. Unos perros calientes, ni se diga. Pero aun así, hay restaurantes que se lo proponen activamente y consiguen resultados bastante interesantes.
Menos harinas y más proteínas
Una de las principales fuentes de los desbalances en la comida chatarra es que las harinas procesadas superan con creces a la cantidad de proteínas que tiene una misma porción. Los panes son excesivos, así como las papas, mientras que las carnes suelen ser muy escasas. Ante esto, es indispensable aumentar la cantidad de proteínas para hacer que las comidas rápidas tengan una proporción un poco mayor de estas en comparación con los carbohidratos.
Menos es más
La comida rápida tiene su propio sabor muy agradable que hay que degustar. Es por eso que excederse en la cantidad de salsas solo perjudicará el sabor de la comida, así como la digestión. La comida chatarra es buscada porque resuelve rápidamente y porque da un sabor placentero, pero este no puede desviarse en el camino o mezclarse con muchas otras cosas hasta perder su esencia.
Una porción de comida rápida que tenga menos ingredientes y con énfasis en reforzar un sabor específico será mucho más saludable, pues se tiene certeza sobre lo que se está comiendo.
Incorporar vegetales
El otro elemento clave de volver más saludable a la comida rápida es con la incorporación de vegetales. Generalmente, lo más parecido a eso son las ensaladas azucaradas de repollo, pero eso dista mucho de ser un complemento nutritivo de vegetales, debido a que el repollo es un vegetal difícil para digerir.
La lechuga, por ejemplo, así como vegetales como los tomates, la berenjena o la zanahoria pueden ser incorporaciones inteligentes a los platillos de comida rápida.